Ángel Jaír de 12 años, es un ejemplo de superación personal, pues después de ser abandonado por su madre y estar a cargo con su abuela, quien se vio obligada a ponerlo a vender dulces por su enfermedad, ya retomó sus estudios esta semana.
El pequeño vendía dulces en la colonia Altavista donde vive con su abuelita, no tenía ni siquiera zapatos y mucho menos ropa o útiles para asistir al colegio.
Pero el mismo pidió ayuda sus vecinos quienes se organizaron para hacerse cargo de él y ayudarlo a estudiar.
Ahora entró a la secundaria, pero no sabe leer y escribir adecuadamente, así que espera que después del apoyo que recibió por los habitantes de Altavista, sus profesores lo apoyen a continuar.