En los últimos años, el uso generalizado de WhatsApp ha sido eclipsado por una sombra oscura: las estafas cibernéticas. Según datos recientes del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia, los casos de hackeo de cuentas de WhatsApp se han disparado en un asombroso 672% durante los primeros dos meses de 2024 en comparación con el mismo período del año anterior.
Salvador Guerrero Chiprés, presidente del Consejo, señaló que la mayoría de estas estafas implican montos relativamente bajos, generalmente entre 3,000 y 5,000 pesos. Esta cuantía, aunque significativa para muchas personas, parece ser lo suficientemente modesta como para que las víctimas opten por no presentar una denuncia formal.
"Es un modelo diseñado para minimizar el daño y evitar la persecución judicial", explicó Guerrero Chiprés. "Los delincuentes operan con discreción, solicitando pequeñas sumas a numerosas víctimas diariamente, lo que resulta en ganancias considerables sin llamar demasiado la atención".
La técnica detrás de estos ataques ha evolucionado con la tecnología. Según Nicolas Segura, ingeniero de ciberseguridad de Octapus.io, los estafadores ahora utilizan métodos sofisticados de ingeniería social para engañar a las personas. Desde llamadas falsas hasta mensajes fraudulentos, los delincuentes persuaden a las víctimas para que compartan códigos de verificación de WhatsApp, lo que les permite tomar el control de la cuenta y solicitar dinero a los contactos de la agenda.
A pesar del aumento alarmante de estas estafas, una encuesta realizada por Kaspersky reveló que una gran mayoría de los latinoamericanos no están completamente informados sobre las amenazas cibernéticas. Más del 50% de los encuestados admitieron desconocer los riesgos de mensajes maliciosos y software de bloqueo de datos.
"Es crucial que la comunidad esté educada y consciente de estas amenazas", enfatizó Guerrero Chiprés. "Solo así podremos enfrentar este problema y proteger mejor a los ciudadanos contra estas prácticas delictivas".
A pesar de los esfuerzos de las autoridades por mitigar estas estafas, el bajo perfil de los montos involucrados y la falta de conciencia continúan siendo obstáculos significativos en la lucha contra el crimen cibernético.