El peso mexicano cerró el jueves con una notable depreciación de 1.62%, situándose en 17.98 unidades por dólar, después de alcanzar un máximo de 18.0738.
Esta caída marca la segunda jornada consecutiva de pérdidas para la moneda nacional.
La tendencia negativa de la moneda mexicana se enmarca en un contexto de creciente aversión al riesgo debido a la volatilidad en el proceso electoral de Estados Unidos.
La incertidumbre en torno a las elecciones presidenciales, programadas para el 5 de noviembre, ha intensificado la preocupación entre los inversionistas globales, afectando tanto a mercados emergentes como desarrollados.
Además, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) reflejó un desempeño negativo en sincronía con la depreciación del peso. El índice S&P/BMV IPC cayó 701.78 puntos, equivalente a una pérdida del 1.31%, para ubicarse en 53,043 unidades.
La pérdida acumulada en lo que va del año ahora alcanza el 7.6%, según un reporte de Actinver.
La jornada también evidenció una tendencia generalizada de depreciación entre las divisas de mercados emergentes, con el peso chileno liderando las caídas con una depreciación del 1.89%, seguido por el real brasileño con una pérdida del 1.85%, el peso mexicano con 1.62%, y el peso colombiano con 1.04%.
En el mercado estadounidense, la incertidumbre también se hizo sentir, con el índice S&P 500 retrocediendo 0.78% y el Nasdaq cediendo 0.70%.
Con el panorama global marcado por la inestabilidad política y económica, los inversores permanecen cautelosos, esperando que las próximas semanas brinden mayor claridad sobre los resultados electorales en EE.UU. y sus posibles implicaciones para los mercados internacionales.