Preocuparse constamente por los problemas ambientales derivados del cambio climático, el estrés o miedo permanente a ser vícitma de desastres naturales como huracanes, tornados o tsunamis, son signos de padecer “ecoansiedad”.
Especialistas de la Facultad de Medicina, explicó que las personas pueden estar padeciendo este problema y no detectarlo como tal, hasta el momento en que esas preocupaciones comienzan a afectar el estilo de vida.
“La ecoansiedad se manifiesta por medio de una preocupación creciente, miedo o estrés constantes en relación con cuestiones ambientales, generando cambios en el comportamiento, como centrarse en actividades para protegerse de ciertos elementos del ambiente o dejar de hacer otras por temor a peligros en el entorno”, asegura Javier Urbina Soria, responsable académico de la Residencia en Psicología Ambiental de la Facultad de Psicología.
Haber vivido una experiencia traumática, no necesariamente es la causa de la ecoansiedad, sino más bien la exposición a material gráfico sobre el tema. Aunque este problema inicia como como una padecimiento psicológico, puede llegar a trasladarse a uno de tipo de fisiológico.
Reflejandose en problemas de salud como “disminuyen las defensas, alteración de sentidos, y modificación en la temperatura corpora. Las personas desarrollan problemas de salud mental es el caso de pensamientos obsesivos del tema pero sin llegar a una solución, tener pesadillas, reacciones físicas intensas y aumento en la frecuencia cardiaca.
Por último, el investigador explica que los jóvenes llegan a ser los más afectados, generando depresión y desesperanza, el modo de prevenir es hacerlos conscientes de que pueden realizar acciones en lo individual, así como no estar expuestos a eventos climáticos de gravedad.
