La historia está para enseñarnos y evitar repetir sus errores, por lo que es necesario revisitarla de vez en cuando para obtener información valiosa de quiénes somos, qué hacemos y para dónde vamos.
La ciudad de Cuernavaca, conocida por ser la Eterna Primavera, tiene secretos hasta por debajo de las piedras, ya sea en la zona arqueológica de Teopanzolco o en su Catedral que alguna vez fue el Convento de la Asunción de María.
Pero hubo un momento, cuando Cuernavaca fue la capital de México.
Corría el año 1855 cuando el gobierno de Antonio López de Santa Anna tenía hartos a los Liberales, quienes buscaban a toda costa derrocarlo y acabar con su tiranía que duró casi 15 años por 6 periodos diferentes, régimen que entregó parte del territorio mexicano a Estados Unidos.
Juan Álvarez Hurtado, junto a otros políticos y letrados, creó el Plan de Ayutla en el año 1854, mediante el cual, se decretaba el término de facto del gobierno de Santa Anna, para dar paso a una República más justa y con diferente visión, haciendo que el depuesto líder huyera del país.
Por ello, mientras Álvarez se dirigía a la Ciudad de México para tomar posesión del cargo, tuvo que hacer una parada técnica en Cuernavaca, Morelos. Estando en este lugar un 7 de octubre de 1855 tuvo que tomar la decisión de llamar a la Junta Liberal para iniciar de una vez el nuevo gobierno.
Por esto, Cuernavaca fue declarada capital de México, desde donde el recién nombrado Presidente organizaría la nueva administración.
A esta Junta Liberal acudieron destacados personajes de la historia mexicana, tales como Melchor Ocampo, Benito Juárez, Ignacio Comonfort y otros, cuyos nombres dan identidad hoy a varias calles y avenidas de la ciudad.
En esta reunión, se declaró el llamado oficial a buscar nuevos diputados que conformaran una asamblea constituyente; este mensaje se realizó desde Cuernavaca hacia todo el país, buscando que los interesados acudieran a la Ciudad de México para conformar la cámara baja.
Fue entonces que Juan Álvarez estuvo en Cuernavaca durante todo un mes, mismo tiempo que duró la capital de Morelos como sede del poder político y económico de México.
Después de esto, Álvarez renunció al puesto el 10 de diciembre de 1855 para dejar el poder a Ignacio Comonfort, el cual terminó de redactar la Constitución de 1857, misma que rigió al país hasta 1917.