El día que el Ejército mató a campesinos de coco en Guerrero
Corría el año 1967, México era otro, uno muy diferente al actual.
La República llevaba poco de haber terminado su conflicto interno más intenso: La Revolución Mexicana. El mundo apenas se recuperaba de la Segunda guerra Mundial y los aires de la época libertaria con los famosos hippies casi llegaban a su fin.
En México, el entonces todopoderoso PRI gobernaba desde finales de la Revolución y seguiría así hasta el año 2000. En el país gobernaba Gustavo Díaz Ordaz, quien tan solo un año después, pasaría a la infamia como el mandatario que ordenaría una de las peores matanzas de civiles en la historia moderna de Latinoamérica.
El fin de la Revolución había dejado en México una huella de lucha y combate a la opresión de los más ricos sobre los pobres.
En el estado de Guerrero, la Unión Regional de Productores de Copra del Estado convocó a elecciones de nuevo líder estatal, pero como era costumbre en las épocas antiguas, el Gobierno estatal metió mano en el proceso y logró hacer a su candidato, Jesús Flores, presidente de la URPCEG, con la venia del entonces Gobernador Raymundo Abarca Alarcón.
La copra es la pulpa seca del coco y su nombre se deriva de una palabra en tamil: “koppara”, que significa ‘coco seco’
Tras la amañada elección interna, un grupo de poco más de mil campesinos copreros de varios municipios guerrerenses se dieron cita en el edificio de la Unión Regional de Productores de Copra del Estado de Guerrero, ubicado en la ciudad de Acapulco.
Los trabajadores del campo agremiados exigirían una segunda elección, ya que no estaban de acuerdo en la elección de Flores como líder estatal, así también, buscaban eliminar un reciente aumento al impuesto sobre la copra, que había pasado de 3 centavos por kilo a 13 centavos, lo que para la economía de aquel entonces era un durísimo golpe a los bolsillos de los campesinos.
Sin embargo, la movilización ya era esperada por un grupo de pistoleros contratados por el mismo Gobierno estatal, integrantes de la entonces policía judicial y militares, todos escondidos y apostados en una estratégica posición para abatir a los manifestantes.
Cuando los campesinos pidieron entrar al edificio, fueron recibidos a balazos desde diferentes flancos, convirtiendo el hecho en La Masacre de La Coprera.
Cifras oficiales del Gobierno de guerrero indicaron que murieron 21 personas y hubo 37 heridos, mientras que el Ejército Mexicano aseguró el saldo fue de 40 personas muertas y cientos de heridos. Sin embargo, en el año 2007, después de un trabajo para realizar la reconstrucción de los hechos, con ayuda de cronistas y familiares de víctimas, el recuento de víctimas fue oficialmente de 38 fallecidos y más de 100 heridos.
Al menos 14 personas fueron detenidas por autoridades como autores de la masacre, sin embargo, fueron liberadas y sus identidades jamás fueron dadas a conocer.
Hoy en día, La Masacre de la Coprera es recordada únicamente por los descendientes de las víctimas, sin que la justicia haya llegado a ellos nunca, tal como ha sucedido en otros eventos violentos de la historia de México.