ESAF o ASFEM: ¿Realmente importa el nombre?


Uno de los órganos más deficientes en Morelos, sin duda es la Entidad Superior de Auditoria y Fiscalización; este órgano que durante el planteamiento de su creación prometía ser meramente ciudadano, se vio “ensuciado” con la intervención de la clase política, misma que ahora busca que con el cambio del nombre, se convierta mágicamente, en un instrumento funcional… Claro a su conveniencia.

Y es que recientemente, el diputado por Movimiento Ciudadano, César Solís, presentó ante el pleno una iniciativa que propone el cambio de nombre de dicho organismo por el de Auditoría Superior de Fiscalización del Estado de Morelos (ASFEM), argumentando que los resultados de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF), no superan ni medianamente los fines y objetivos para el que fue creado.

¿De verdad diputado, solo basta el cambio de nombre para que un organismo sea eficaz?


La respuesta es: ¡No! Y un plan presentado por el centro de Investigaciones Morelos Rinde Cuentas, así lo expone al señalar las deficiencias.


1.- El Manejo Político

En 2003 se creó la Auditoría Superior Gubernamental, los cambios federales en materia de auditoría dieron “oportunidad” a crear una institución que vigilara el uso de recursos públicos, en 2008 tuvo otro cambio a Auditoría Superior de Fiscalización. De nueva cuenta, la incómoda auditoría sufrió cambios y en 2015 por iniciativa de la ex Diputada Lucía Meza quien calificó de “ineficaz e inoperante” a la auditoría, se cambió a Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF) tomando como prioridad la necesidad de que el personal ingresara a través del Servicio Profesional de Auditoría, letra muerta hasta la fecha.

Este cambio resultó benéfico para algunos gobernantes y legisladores, a partir de 2015 se perdió el avance que se tenía, se dejó de dar seguimiento a auditorías practicadas antes de 2015 y se simuló la fiscalización de los recursos públicos. La auditoría ha permitido que la corrupción e impunidad sea un premio para muchos servidores públicos.

2.Designaciones a modo

En Morelos, como en la mayoría de los estados las designación de funcionarios está basada en el reparto de cargos a grupos y partidos del Congreso o a entes externos como el Poder Ejecutivo. Los procesos de selección son simulaciones, como en el caso de comparecencias a puerta cerrada en las que participan uno o dos legisladores, se realizan sin debate y discusión, votando a través de cédula secreta.

El conflicto de interés en las designaciones es algo que no les preocupa y que podría atenuarse al contar con currículums transparentes, comparecencias públicas y participación ciudadana.
La presencia de familiares, amigos y asesores de los legisladores es constante y preocupante, y muchas veces son estas personas las que llegan a ocupar cargos importantes.

3.- La dependencia del Congreso

El trabajo y los resultados de la ESAF están diseñados para topar con pared. Después de realizar una auditoría y contar con el informe de resultados, la auditoría debe someterse en tiempo y capricho al Consejo de Vigilancia y la Comisión de Hacienda del Congreso.
Los artículos 49 al 52 de la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas del estado de Morelos están diseñados para detener las auditorías, dejar pasar el tiempo o congelarlas con aparentes observaciones que ambas instancias del Congreso pueden hacer a la ESAF.
Los políticos deben hacer evaluaciones técnicas sobre el contenido de las auditorías. En el caso de los municipios, 58 de las 117 auditorías realizadas de los ejercicios 2013 a 2018 se encuentran en el Congreso, es decir, el 49 % de las auditorías municipales están congeladas en el Congreso.

5.Presupuesto para ser ineficiente

El presupuesto 2021 de la ESAF es de 33.5 millones de pesos, este presupuesto representa $17.6 por habitante, el peor presupuesto de auditorías en todo el país. Estados como Quintana Roo y San Luis Potosí tienen un presupuesto de $136 y $118 pesos por habitante respectivamente.

Con este presupuesto, a la ESAF le alcanza para pocos empleados y mal pagados. La ESAF es la segunda con el menor número de empleados con 83 (Colima con 80). La ESAF tiene más instituciones que auditar que empleados.

Los sueldos del personal de la ESAF representan la mitad o la tercera parte de lo que ganan empleados en el mismo cargo en otras auditorías estatales. Los bajos sueldos pueden hacer susceptibles de corrupción a los funcionarios ya que su fuente de ingresos es insuficiente.


5.- Competencia Ausente

Todo el título octavo de la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas del estado de Morelos es letra muerta. El Servicio profesional de Auditoría debería regular el ingreso, permanencia y promoción del personal de la ESAF, el cual, mediante concurso de oposición interno y externo garantizaría el ingreso de personal con base en méritos.

Desde su creación en 2015 ningún funcionario ha ingresado por este medio.


6.- La opacidad


Durante cinco años se ha intentado obtener información de las auditorías practicadas, su estatus y resultados. La entrega de información ha sido un calvario en la que se entrega información deficiente, incompleta y con total ausencia de datos abiertos.


Y bueno, hasta la ausencia de tecnología la hace ineficaz.

Mas allá de cambiar el nombre de este importante organismo se necesita darle autonomía, para que los diputados no tengan facultades sobre el; las designaciones deben ser transparentes, deben tener un presupuesto suficiente y, en fin, resolver las carencias antes mencionadas.
Así que diputados, no basta con cambiar nombres, o ¿Será que lo que buscan es que al tener nuevas siglas, los anteriores procesos de los cuales son señalados algunos o sus familiares, pueden desaparecer?.