Cada diciembre, el cielo nocturno se ilumina con el paso de las Gemínidas, una de las lluvias de meteoros más impresionantes del año.
Este fenómeno, conocido por sus destellos en colores amarillo, verde y azul, tiene su origen en un evento cósmico ocurrido hace unos 1,800 años.
Los científicos apuntan a que el responsable es el asteroide 3200 Faetón, un cuerpo rocoso de 5.8 kilómetros de ancho que, tras un evento catastrófico, dejó una estela de escombros alrededor del Sol.
Cada año, la Tierra atraviesa esta nube, lo que provoca la aparición de los meteoros visibles desde nuestro planeta.
A diferencia de la mayoría de las lluvias de meteoros, que provienen de cometas, las Gemínidas son las únicas que se originan en un asteroide.
Este detalle intriga a los científicos, quienes sugieren que el evento pudo haber sido causado por el calor extremo del Sol, que habría fragmentado a Faetón, o por el efecto YORP, que aumenta la rotación de los asteroides hasta provocar su desintegración.
La próxima misión japonesa Destiny+, prevista para 2028, se acercará a Faetón para estudiar su superficie y confirmar estas hipótesis.
Mientras tanto, cada diciembre, las Gemínidas nos ofrecen la oportunidad de ser testigos de este misterioso legado cósmico.