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Iván Illich y su legado en Cuernavaca

La elección de Cuernavaca no fue casual.

En 1961, Iván Illich, uno de los más agudos críticos del capitalismo industrial, llegó a Cuernavaca, Morelos, para fundar el Centro Intercultural de Formación (CIF).

Este proyecto, orientado a capacitar a voluntarios religiosos y laicos para su labor en América Latina, como alternativa al modelo impuestas desde el norte global

La elección de Cuernavaca no fue casual.

En esa época, la ciudad ya destacaba como un núcleo cultural y académico que atraía a intelectuales y activistas de todo el mundo, convirtiéndose en un terreno fértil para el intercambio de ideas.

Más tarde, Illich estableció el CIDOC (Centro Intercultural de Documentación), donde continuó su “cruzada contra el desarrollo”.

Este espacio ofrecía una profunda formación cultural y lingüística, reflexionando sobre las implicaciones sociales de los modelos de ayuda internacional.

Su objetivo no solo era mitigar los efectos negativos de estos programas, sino también evidenciar su carácter ilusorio y promover una comprensión crítica de la realidad latinoamericana.

El legado de Illich en Cuernavaca resalta el papel de la ciudad como epicentro de pensamiento crítico en la región, dejando una huella imborrable en el análisis de las relaciones entre desarrollo, cultura y poder.


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