Imagínate ser un "político moderno" del PRI, partido político que ganó las elecciones presidenciales recientemente, pese a la perdida de Luis Donaldo Colosio, quien buscaba ocupar la silla grande de la nación con el mismo partido. Has dejado la gubernatura de tu estado natal, Guerrero, para buscar con optimismo el bien nacional mientras eres secretario general del PRI.
Vas circulando por la calle Lafragua en Ciudad de México tras una reunión con 180 diputados priistas con quienes compartes los mismos ideales en una sala del hotel Casablanca, te diriges a tu automóvil para continuar con tu agenda del día, cuando un hombre se acerca por la banqueta y de manera rápida y eficaz, saca una subametralladora y te ataca con un impacto de bala en el cuello, para después darse a la fuga.
Te trasladan al hospital, pero pierdes la vida tras desangrarte, esto con solo 48 años de edad. Adiós carrera, adiós sueños, hola al interminable caos a causa de un segundo magnicidio, esta vez ocurrido la mañana del 28 de septiembre de 1994.
En menos de seis meses, se vivió uno de los periodos políticos más turbios y escandalosos de la historia mexicana, pues estuvo marcado por el asesinato de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, cuyas muertes pusieron nerviosos a los Salinas de Gortari y dejaron en incertidumbre a toda una nación, no solo en 1994, también en años posteriores.
El autor material de la muerte de José Francisco Ruiz Massieu fue Daniel Aguilar Treviño, de 28 años, originario de Tamaulipas, quien desde los primeros interrogatorios comenzó a hablar y declaró que, junto a su primo Carlos Cantú Narváez, fue contratado para realizar ese "trabajo".
¿Quién lo contrató? Jorge Rodríguez González, hermano de Fernando Rodríguez González, entonces secretario técnico de la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados, dejando entrever que este nuevo magnicidio estaría relacionado a políticos priistas, de quienes poco tardaría la sociedad mexicana en conocer sus nombres y apellidos.
Según el asesino, tanto Jorge Rodríguez como su esposa, María Eugenia Ramírez Araúz, participaron en el complot del asesinato y estaban involucrados los hermanos de ella, José Martín y Roberto Ángel Ramírez Araúz. Aparecieron los nombres de dos diputados, Manuel Muñoz Rocha y Abraham Rubio Canales, a quienes el asesino señaló como los autores intelectuales.
La esposa de Fernando Rodríguez se entregó a las autoridades y admitió haber alojado a los sicarios. Rodríguez, tras su aprehensión, aseguró que el motivo del asesinato era evitar que Massieu, quien también era diputado electo, se convirtiera en líder de la Cámara de Diputados, pues sus ideas "no le convenían" a algunos personajes, al diputado Muñoz Rocha y a otros que tendrían algunos vínculos con el crimen organizado, quienes de manera curiosa, desaparecieron sin dejar rastro.
50 años de prisión por el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu. El primer responsable de llevar adelante las investigaciones del crimen, para dar con los autores intelectuales, fue el hermano de la víctima, Mario Ruiz Massieu, quien abandonaría la Fiscalía Especial pues al haber "demonios sueltos", existían fuerzas que se oponían a que se aclarara el homicidio.
Así intentarían proteger al que señalaban como autor intelectual, Raúl Salinas de Gortari, hermano del presidente Carlos Salinas de Gortari, pues se acusó a diferentes funcionarios en ese periodo.
Sin embargo, al comenzar el sexenio del recién electo Ernesto Zedillo, este designó al abogado panista Antonio Lozano Gracia como procurador general de la República y le dio la orden de encabezar la comisión que investigaría los crímenes de Ruiz Massieu, Luis Donaldo Colosio y del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
Poco tiempo transcurrió y Raúl Salinas de Gortari fue detenido como el autor intelectual de la muerte de Ruiz Massieu, basado en una declaración de Fernando Rodríguez González, que aseguró que fue el mismo Raúl quien ordenó a Muñoz Rocha y le entregó los viáticos para asesinar a su excuñado debido a que ambos comenzaron a tener riñas dentro del PRI.
"Se les había salido ya del jacal" y era "un estorbo para el Salinismo", era la manera en que, según el coronel Chávez Ramírez, se expresaban los hermanos Salinas de Gortari sobre Ruiz Massieu.
Sin embargo, tras diez años en prisión, un juez consideró que faltaban elementos para mantenerlo ahí, por lo que fue liberado, dejando el caso inconcluso. Otro más. México mágico.
Con información de Paola Arcos.
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