La Singularidad en el Horizonte: ¿Vivir mil años será posible?

El renombrado futurista Raymond Kurzweil ha adelantado en su próximo libro "The Singularity is Nearer" y en un ensayo para la revista Wired, que la primera persona que vivirá mil años ya ha nacido.

Durante más de cincuenta años, Kurzweil ha explorado cómo la informática puede revolucionar nuestra sociedad, enfocándose ahora en los nanorobots como clave para extender la vida humana más allá de los 120 años.

Kurzweil argumenta que los cuerpos humanos, con el tiempo, acumulan errores que los jóvenes pueden reparar, pero no los ancianos. La solución, según él, reside en reparar el envejecimiento a nivel celular y de tejidos mediante nanorobots, una combinación de biotecnología e inteligencia artificial que promete superar las limitaciones de nuestros órganos biológicos.

Aunque la tecnología actual no está cerca de cumplir sus predicciones, Kurzweil confía en que la nanotecnología para 2050 podría permitir a las personas vivir hasta los 150 años. Con el respaldo de la inteligencia artificial, Kurzweil visualiza un progreso exponencial hacia la creación de nanorobots capaces de operar dentro del cuerpo humano, reparando órganos y mejorando la salud.

En su visión futurista, Kurzweil imagina nanorobots diamondoides equipados con sensores, manipuladores, computadoras y fuentes de energía, trabajando en nuestro torrente sanguíneo para mantener y optimizar nuestra biología.

Más que prolongar la vida, esta tecnología podría eventualmente transformar nuestro cuerpo hasta un 99.9% no biológico, permitiendo capacidades sobrehumanas y una independencia del cuerpo físico.

"En las décadas de 2040 y 2050, habremos transformado nuestros cuerpos y cerebros de maneras que hoy parecen increíbles", asegura Kurzweil. "Podremos realizar proezas físicas impensables y pensar a velocidades asombrosas, sin depender de nuestro cuerpo físico para sobrevivir".

Si bien el futuro que Kurzweil imagina aún está por verse, la posibilidad de que la nanotecnología redefina la existencia humana ya está capturando la imaginación de muchos y planteando preguntas sobre los límites de la longevidad y la evolución tecnológica.