En las tierras de Morelos, el maíz pozolero es más que un simple cultivo: es un símbolo de amor, esfuerzo y tradición.
Este grano, cosechado con dedicación durante seis meses, es el pilar que sostiene a innumerables familias morelenses, quienes día tras día imprimen su empeño y cariño en cada cosecha.
El maíz no solo alimenta, también nutre la economía de los hogares y contribuye al bienestar de la comunidad.
“Sin maíz no hay país”, dicen los campesinos orgullosos de su tierra, que no solo buscan preservar sus variedades originarias, sino también asegurar su calidad mediante técnicas modernas de compostaje, eliminación de plagas y el uso responsable de fertilizantes, siempre con el respeto al medio ambiente.
“Amamos a la tierra porque aquí nacimos, aquí crecimos y aquí vamos a morir”, expresan con firmeza los campesinos morelenses.