Luis Alberto Rodríguez Ochoa, quien creció en Los Patios de la Estación del municipio de Cuernavaca, es un hombre que se dedica al malabarismo urbano desde hace tres años.
En la actualidad realiza sus actos sobre el cruce de las avenidas Domingo Diez, Vicente Guerrero y Poder Legislativo de la capital del estado.
Trabajaba desde muy pequeño
Luis, “El Malabarista”, como lo conocen sus amigos, nunca contó con una figura paterna, por lo que desde muy pequeño tuvo que trabajar vendiendo dulces o boleando zapatos, esto para poder llevar a su casa un ingreso y de esta manera apoyar a su madre y a sus siete hermanos.
Día con día, utiliza el monociclo de una y tres ruedas, mientras hace malabares con machetes, antorchas, además de equilibrar dos platos y un balón encima de un paraguas.
Él aseguró que su sueño siempre fue ser malabarista y, gracias al apoyo y enseñanzas de Alfredo Villegas, uno de sus amigos que se dedica al malabarismo, pudo hacer su sueño realidad.
Anteriormente Luis Rodríguez era albañil, sin embargo, nunca le gustó serlo porque era un trabajo desgastante y en ocasiones no le pagaban lo justo o simplemente no le pagaban, situación que influyó para que se decidiera a ser malabarista.
“Amo lo que hago”
Luis trabaja a pleno rayo de luz y la muestra de ello está en su piel morena, la cual muestra enrojecimiento; sin embargo, esto no es ni será impedimento para que continúe con su show.
“Amo lo que hago más que nada y ahora sigo mi sueño de hace años que es ser malabarista, ahora que me subo a las tres llantas es un sueño hecho realidad”, expresó.
Aclaró que es feliz con lo que hace porque cada vez que realiza alguno de sus actos, se roba las miradas y sonrisas de cientos de automovilistas, situación que lo hace sentir bien.
Luis Alberto tiene cinco hijos, quienes lo han visto realizar sus diferentes actos; él espera que algún día uno de sus hijos siga sus pasos como malabarista.
Mencionó que como en todo trabajo se tiene que invertir en las herramientas y así lo ha hecho él, invirtiendo hasta el día de hoy un aproximado de 10 mil 200 pesos en sus artículos.
“Esto es como una tienda, si no la tienes surtida nada más no ganas”, aseguró Luis.
Al día obtiene un ingreso de aproximadamente 300 pesos, trabaja sólo cuatro días a la semana y en un tiempo de cinco horas diarias.
Luis “El Malabarista” se considera una persona que nunca se doblega a pesar de las malas circunstancias que se han presentado en su vida y su mayor motivación para seguir adelante es poder realizar sus malabares.
“No cambiaría mi vida, con esta vida me quedó, no quisiera ser millonario ni tener de más, con lo que tengo y hago soy feliz, me fascina”, concluyó.
Juan Carlos Hernández