Miriam no pierde la esperanza de encontrar a su hija con vida
Miriam Jaqueline Palmeros Rosas, madre de Jael Monserrat Uribe Palmeros, quien desapareció el 24 de julio de 2020 en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, forma parte de la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
Miriam es una mujer que se ha dedicado a buscar a su hija por doquier y que ahora en el estado de Morelos ha estado constantemente presente en los trabajos de campo.
Su piel rojiza demuestra el tiempo que ha pasado bajo los rayos del sol, un rostro que expresa agotamiento pero con ilusión de obtener resultados positivos durante las búsquedas.
Ha recorrido terrenos de difícil acceso, teniendo que realizar descensos de más de 30 metros de altura por barrancas, cruzar arroyos donde la única forma de pasarlos es a través de sogas y piedras resbaladizas y adentrándose entre la maleza, esto con el objetivo de buscar indicios que ayuden a dar con el paradero de alguna persona desaparecida.
Una pala, un pico y un azadón son sus herramientas para llevar a cabo su trabajo de campo, pero la fe, esperanza y positivismo son sus armas para continuar en la búsqueda de su hija.
La desaparición de Jael provocó un vacío en la vida de su madre, quien ha tenido que ausentarse de sus demás hijos para dar seguimiento al caso de su hija, siempre usando recursos propios.
Participó anteriormente en dos brigadas de búsqueda, una que se realizó en Guadalajara y otra en la Ciudad de México, esta última, organizada por ella misma.
Miriam tiene la esperanza de encontrar a su hija con vida, ya que su caso es muy reciente, desgraciadamente después de la desaparición vienen delitos más graves, como lo son la trata de personas, el tráfico de órganos o el asesinato, sin embargo, esto no es un impedimento para que continué buscándola.
“Cuando eres víctima o te encuentras envuelto en el delito de desaparición, te concientizas y te empatizas con las demás familias porque ya lo estás viviendo y sintiendo, lamentablemente la sociedad no se da cuenta de lo grave que es y de lo mucho que sufren los familiares, hasta que lo viven”.
Las personas que se llevaron a Jael, dejaron sin su madre a dos pequeños de tres y cinco años, a tres hermanos sin el cariño y apoyo de su hermana y a una madre sin el amor de su hija, quien era su compañera y su tesoro.
La vida de Miriam ha cambiado completamente desde la desaparición de Jael, ya que constantemente se encuentra en búsquedas, en brigadas y realizando trámites burocráticos que tardan bastante a causa de las omisiones y negligencias de las autoridades.
“Esto te hace morir todos los días, poco a poco, porque cuando tienes a un hijo en la cárcel lo vas a visitar, cuando tienes un hijo muerto le rezas y te resignas, pero cuando tienes un hijo desaparecido ¿Qué haces?, no hay consuelo para los familiares”.