Los policías viales de Cuernavaca son infames por la forma en que tratan a los automovilistas y por aplicar las famosas “mordidas”; muchas veces al detener a un conductor, la primera situación que se le planteaba era que se tendrían que llevar su auto al corralón, aun cuando el motivo no era el suficiente.
Es sabido que los oficiales de tránsito obtenían un bono extra de entre $200 y $300 pesos por cada vehículo que llevarán al corralón.
Ante esto, y como parte de la lucha contra la corrupción, la nueva administración municipal de Cuernavaca, a cargo de José Luis Urióstegui, busca tener un mayor control de las multas e infracciones, obteniendo sus propias grúas y corralones, para ya no contratar un servicio externo al ayuntamiento y así evitar las irregularidades.
Esto ayudaría a que ya no exista un vínculo directo entre agente vial y la empresas de grúas, mismas que cobraban de manera exagerada por la permanecían de los vehículos en los corralones.
Desde este lunes, el Presidente Municipal José Luis Urióstegui anunció que las multas de tránsito serían “pausadas” en toda la ciudad, mientras se tiene un arreglo de la situación de los corralones.