El máximo jerarca de la Iglesia Católica, el Papa Francisco, se ha contagiado de la austeridad republicana impuesta en algunos países del mundo, ya que ha ordenado rebajar los sueldos de sus empleados, es decir, de los clérigos, todo previo a los festejos de Semana Santa.
El pontífice indicó que los sueldos de los cardenales bajarán en un 10%, los de los jefes de oficina y secretarios de los ministerios vaticanos en un 8% y los de demás puestos en la jerarquía religiosa bajarán en un 3%.
Esta decisión surge de la situación económica por la que atraviesa la Iglesia, toda vez que cada vez hay menos seguidores de esta fe en el mundo y la pandemia de COVID-19 impide realizar celebraciones y ritos por los cuales las parroquias obtienen ingresos.
“Tomamos medidas para la contención de gastos para el personal de la Santa Sede, la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y otros organismos relacionados. Esto a raíz de la emergencia sanitaria provocada por la propagación del Covid-19, que afectó negativamente a todas las fuentes de ingresos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano“.