Perdón por incomodar
En México, ya no solo resulta ser peligroso ser mujer, sino también implica nuestra propia culpa al ser maltratadas, violentadas e incluso asesinadas.
En nuestro país, el viejo y nefasto dicho de “calladita te ves más bonita”, no había estado más presente, pues hoy las autoridades no solo se muestran omisas ante escenarios severos de violencia, sino que además les incomoda el que gritemos para visibilizarlo.
Hace una semana hablamos de lo dicho por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en un intento de minimizar la ola de violencia feminicida que se vive en el país, achacando al “neoliberalismo” esta problemática que acaba con la vida de 11 mujeres al día.
Y es que tal parece que los hombres de la política, los que gobiernan los estados y aquellos que tienen como única función la impartición de justicia, ya siguen el ejemplo del mandatario, mostrando incluso inconformidad ante casos como el de Luz Padilla y Margarita Ceceña, mujeres quemadas vivas.
La columnista Carolina Hernández Solís, describió en sus redes sociales el “arrebato” de la Fiscalía de Jalisco en el caso de Luz Padilla, quién de acuerdo a los resultados de la investigación “ella sola se habría prendido fuego”.
¿Es real la determinación?
Y la pregunta es retórica, porque hoy vivimos en un país donde molesta más una pinta en monumentos para exigir justicia, que una que contiene amenazas y descripciones de cómo se asesina a una mujer.
Pero pongamos cifras para entender la magnitud del problema: según datos de la Secretaría de Salud a nivel federal, de enero a junio de este año, al menos se han registrado 47 casos de mujeres quemadas intencionalmente; de estos solo 28 han sido denunciados…y de la cifra de las sanciones ya ni hablamos.
Ya no solo a los hombres les resulta fácil agredir a las mujeres, sino que también son otras mujeres con una “superioridad” dada por los cargos públicos, los que permiten agresiones; ahí tenemos el caso de María del Rocío Epazote Guzmán, directora del DIF municipal de San Pablo del Monte Tlaxcala, quien lanza un liquido a una trabajadora del lugar para después intentar cortarle el cabello, en lo que aparentemente es un arranque de celos. Estos escenarios son comunes, porque nadie puede garantizar el acceso a una vida libre de violencia.
Pero es un problema que no se quiere atender…vaya, ni reconocer; las autoridades prefieren invisibilizarlo por los costos políticos que esto les representa, aunque a nosotras las mujeres nos cueste la vida. Que tan machista, retrograda y misógino debe ser nuestro país y nuestras autoridades que ya no solo somos señaladas por vestir con ropa corta, escotes; por la forma de hablar, por salir de noche… hoy somos condenadas hasta por ser asesinadas.