Morelos cuenta con diferentes climas y paisajes, contamos con lagos, planicies, barrancas y al norte, densos y bastos bosques con un clima frío y fauna variada.
Lamentablemente esta zona es víctima de un delito que pareciera no tener límite: la tala ilegal.
Desde hace años autoridades han luchado contra los talamontes que insisten en derribar cientos de hectáreas de árboles, cuya madera venden al por mayor, generando jugosas ganancias con un recurso tan valioso.
Ante el nulo apoyo de autoridades federales, habitantes de la comunidad de San Juan Atzingo, localizada entre los límites de Morelos y el Estado de México en la carretera Huitzilac – Santa Martha, se cansaron.
En recientes días, comuneros y ciudadanos en general tomaron las armas y el valor para realizar recorridos durante día y noche en la zona del bosque para localizar y detener a los talamontes.
La gente de San Juan Atzingo asegura que la devastación del bosque es cada vez mayor, por lo que decidieron actuar.
El corredor biológico Chichinautzin es escenario de persecuciones entre taladores ilegales y comuneros, quienes armados con pistolas, los “cazan” y los corren disparando al aire; hace unos días, lograron que dos de estos presuntos delincuentes abandonaran su camioneta cargada de madera ante la amenaza de los comuneros, quienes quemaron el automotor en señal de amenaza.
Igualmente los comuneros han tomado palas y picos, así como maquinaría pesada, para crear zanjas que impidan el paso de personas y automóviles al bosque, buscando evitar que sujetos quieran lucrar con los árboles del bosque.