La acumulación de basura espacial en la órbita terrestre ha alcanzado niveles preocupantes, advierte la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA). Este fenómeno plantea riesgos significativos para las operaciones espaciales y la seguridad de los astronautas.
La basura espacial, compuesta por millones de micrometeoroides naturales y desechos creados por el ser humano, representa una amenaza creciente. Los restos de misiones anteriores y las colisiones a alta velocidad generan un ciclo de acumulación que puede tener consecuencias catastróficas.
Uno de los mayores peligros de la basura espacial es su capacidad para causar colisiones, creando escombros adicionales que podrían alcanzar dimensiones comparables a las de un autobús. Esta situación, conocida como el "síndrome de Kessler", plantea un escenario donde las colisiones en cascada pueden volver inutilizables las órbitas y poner en riesgo a satélites y naves espaciales.
La NASA ha tomado medidas para abordar esta amenaza, incluyendo el desarrollo de blindajes para proteger naves espaciales y astronautas de posibles impactos. Sin embargo, estas medidas se consideran solo paliativas y no una solución definitiva al problema.
En respuesta a esta crisis, el "Plan Nacional de Implementación de Desechos Orbitales de EU" propone tres enfoques clave: reducir la creación de nuevos desechos, mejorar el seguimiento y caracterización de la basura espacial, y encontrar formas de remediar los desechos existentes.
Según expertos como Donald Kessler, el tiempo para abordar este problema es limitado. Si la acumulación de basura espacial continúa al ritmo actual, se estima que la órbita terrestre podría volverse inutilizable en un plazo de entre 30 y 40 años.