En el Senado de la República se lanzó una propuesta para que las mujeres embarazadas puedan tomarse un descanso de 7 semanas previo al parto y 7 después, aumentando dos semanas a la incapacidad laboral por maternidad.
Sin embargo, si el niño presenta alguna discapacidad que requiera su hospitalización, las madres podrán tomar hasta 14 semanas después del nacimiento presentando un documento médico que acredite la situación.
Por otro lado se estima que si el médico encargado autoriza, se puede transferir un tiempo de hasta cinco semanas posterior al parto, con el objetivo de que pueda estar más en reposo.
A pesar de que es una iniciativa que busca mejorar las condiciones laborales de los trabajadores que pasan por esta etapa, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) asegura que la carga presupuestal “podría alcanzar los 4 mil 892 millones de pesos”.