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¿Quién mató a Colosio? ¿Quién es “La culebra”?

Quién está detrás de la muerte de Colosio, analicemos el caso.

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Foto: France 24

“Este será un gran año”, fueron las palabras de Luis Donaldo Colosio, registradas en un video invernal de 1993. Acompañado de su esposa Diana Laura Riojas y sus dos hijos brindó, sin saberlo, en la que sería su última Navidad.

Para el presidente en turno, Carlos Salinas de Gortari, tampoco se avecinaba un muy buen año. El priísta, que había logrado dejar atrás las acusaciones de fraude electoral en su contra y que acababa de presumir la firma del Tratado de Libre Comercio, tendría un complicado 1994. Luego del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el año inició con el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en contra del gobierno. La tensión crecía en pleno año electoral.

Y entonces llegó el momento de destapar al candidato del entonces partido dominante en tierras aztecas. Uno de los hombres de confianza de Salinas, Manuel Camacho Solís, levantó la mano convencido de que la designación tendría su nombre, pero entonces Salinas exclamó algo que enfureció a más de uno de los dinosaurios del PRI: “No se hagan bolas, el candidato es Colosio”. Luego Manuel Camacho se convertiría en la primera persona en reclamar públicamente al presidente. No estaba de acuerdo con lo que había ocurrido.

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Foto: Expansión

La confrontación y el discurso

La campaña de Colosio arrancó y el tecnócrata y prácticamente desconocido Ernesto Zedillo fue nombrado coordinador de campaña. Por su parte, Manuel Camacho consiguió su “premio de consolación” cuando Salinas de Gortari lo nombró coordinador para el Diálogo, precisamente para negociar con el EZLN y su líder, el subcomandante Marcos.

Para sorpresa de muchos, Luis Donaldo Colosio comenzó a posicionarse con una imagen muy por encima de cualquiera de los candidatos antecesores. No generaba el aura de ilegitimidad de Salinas ni la desconfianza financiera de Miguel de la Madrid o López Portillo. Mucho menos el autoritarismo de Díaz Ordaz y Echeverría. Colosio era único en su especie priísta y esto comenzó a llamar la atención dentro del círculo.

Los rumores de una ruptura anticipada entre el presidente Salinas y Luis Donaldo comenzaron a sonar bajo la mesa. La gente se encariñó con Colosio mucho más que con la figura del propio mandatario. Era bien recibido y aplaudido. Luego, el 6 de marzo, dio un discurso que pasaría a la historia: “Yo veo un México con hambre y sed de justicia. Un México que no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces”. Para muchos, esa frase significaría la ruptura entre Salinas y Colosio. Un analista diría años después: “Al mencionar un México con hambre y sed de justicia era como decirle al presidente: Así lo tienes tú”. Luego Colosio tendría otro evento en agenda: un mitín en Lomas Taurinas, Tijuana.

Lomas Taurinas y la presión para entrar al quirófano

“La Culebra” de Banda Machos tendría un nuevo significado a partir del 23 de marzo de 1994. Luis Donaldo Colosio había celebrado un mitín en una de las zonas más pobres y marginadas de Baja California. Luego de pronunciar unas palabras, caminó entre la multitud. Debía llegar a su camioneta entre empujones y pasos lentos por la cantidad de gente que quería saludarlo. La canción sonaba a todo volumen. Justo después de una de las frases más recordadas, “huye José, huye José”, el sonido de dos disparo aturdió a todos.

Alguien había disparado en la cabeza y el abdomen de Colosio. Gravemente herido, fue arrastrado por su equipo de campaña. Los gritos y llantos desesperados ambientaron la escena. Entre la confusión fue aprehendido un hombre, Mario Aburto, quien estuvo a punto de ser linchado como autor material. Elementos policíacos se lo llevaron, y Colosio fue trasladado de emergencia a un hospital regional.

“Talina, dile a los doctores que te dejen pasar al quirófano. Los mexicanos queremos saber qué pasa”, decía desde el estudio el periodista Jacobo Zabludovsky a la conductora Talina Fernández, que se encontraba en Tijuana. “Es extraoficial, me dicen que ha muerto el Lic. Colosio”, mencionaría la periodista en cadena nacional. Más tarde, Liébano Sáenz, secretario de propaganda del PRI, confirmaría la noticia. El carismático Luis Donaldo Colosio había muerto. De Aburto no se sabía nada y, por cierto, Ernesto Zedillo, subrayando que era el coordinador de campaña y por tanto un elemento que debía ser inseparable del candidato, no había acudido a Lomas Taurinas aquel trágico día.

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Foto: El CEO

El futuro del PRI, Diana Laura Riojas y Aburto

Este 2024 se cumplirán 30 años del magnicidio que cambió la vida de México. El resto de 1994 fue verdaderamente difícil. Algunos señalaban que el hombre presentado ante la justicia no era el verdadero Mario Aburto. Otra teoría apuntó a que el asesino material murió el mismo día que el propio Colosio. La película basada en la vida del priísta, está de acuerdo con esta teoría, apuntando un crimen de estado en el que se intentaron borrar todas las evidencias.

Diana Laura Riojas falleció apenas ocho meses después que su esposo. La mujer tenía cáncer, para muchos, enfermedad que se aceleró en medio de la depresión y la tristeza. Para otros, Diana Laura era también una de las mencionadas evidencias del Gobierno Mexicano. Su hijo, Luis Donaldo Colosio Riojas continúa en la vida pública.

Ante la falta de posibles candidatos que cumplieran con los elementos legales para sustituir a Colosio, el PRI tomó una decisión arriesgada. Descartando primero a Manuel Camacho, decidieron nombrar a Ernesto Zedillo, quien en cualquier otra circunstancia no habría podido avanzar con esa magnitud de pasos, como candidato suplente.

“Usted está aquí por la muerte de Colosio y por la designación presidencial”, le diría Diego Fernández de Cevallos a Zedillo durante el debate presidencial. Aun con ello, Ernesto Zedillo ganaría la elección y se convertiría en presidente, el último en enarbolar el priísmo antes de la primera alternancia.

Colosio sigue dando de qué hablar y no como él hubiera querido pasar a la historia. El triste recuerdo de su asesinato sigue latente y siempre va acompañado de una incógnita, ¿fue el resentido Manuel Camacho?, ¿fue el oportunista Zedillo?, ¿fue el maquiavélico Salinas?, ¿fueron todos?, ¿quién mató a Colosio?

¿Quién es “La culebra”?


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