Debido al confinamiento y la ausencia de turismo en la Laguna de Bacalar, ubicada al sur de Quintana Roo, ya ha comenzado a recuperar su singular belleza.
Y es que desde el año pasado pasado el New York Times publicó un reportaje donde aseguraba que el cuerpo de agua estaba perdiendo los colores que le distinguen debido a las malas condiciones en las que se encontraba el sistema de drenaje de aguas negras y las fosas sépticas a los alrededores, ocasionando un daño irreversible.
A pesar de que el municipio de Bacalar es pequeño, con apenas 11 mil habitantes, la detonación del turismo incrementó los niveles de contaminación, incluyendo acumulación de basura y aguas negras.
Se calcula que en los dos meses que van de confinamiento en aquella entidad, cerca de 40 mil personas dejaron de visitar el lugar, dando pie a que especies silvestres que habitaban originalmente en la zona regresen.
Con información de Imagen Noticias.