Soledad, autoestima e identidad: los problemas del uso de redes sociales entre jóvenes
El 98.9% de los adolescentes en la actualidad posee una cuenta en Instagram, TikTok o X que utilizan diariamente. En este entorno digital, su perfil está en constante cambio, adaptándose a un mundo impredecible y efímero.
La idea subyacente es clara: si no estás conectado, no perteneces, no existes.
El problema surge cuando la vida digital comienza a pesar más que la real. Los jóvenes sienten que deben estar conectados todo el tiempo para “existir” en este espacio, lo que puede distorsionar su identidad, alimentar sentimientos de soledad y erosionar su autoestima por la constante comparación con otros.
Una conexión crónica
Para las generaciones centennial (1995-2009) y alpha (2010 en adelante), las redes sociales son el espacio donde todo sucede. No solo conectan con personas que no están presentes físicamente, sino que también son testigos en tiempo real de las nuevas modas.
Según el estudio Ocio digital. Redes sociales de Fad Juventud, el 98.9% de los jóvenes tiene un perfil en redes que usa a diario, consolidando el consumo y la creación de contenido como la nueva forma de socializar.
Sin embargo, este fenómeno ha provocado una difusión entre la identidad real y la digital. Los perfiles en plataformas como Instagram o TikTok se convierten en una especie de “carta de presentación” personal. Publicar una foto o video es una forma de mostrar quién eres o quién quieres ser, aunque eso a veces desdibuje la verdadera identidad.
Soledad en la multitud
Las redes sociales, que deberían conectar a las personas, en realidad generan un sentimiento de soledad.
Un estudio de la Fundación ONCE y AXA revela que el 34.6% de los jóvenes entre 18 y 24 años sufre de soledad no deseada. Aunque parece que las redes ofrecen compañía constante, los vínculos que generan tienden a ser superficiales.
El sociólogo Alejandro Gómez de Fad Juventud lo explica de manera sencilla: “Ya no es juntarme en el parque con mi amigo a charlar, sino para estar con el móvil y chatear con otra persona”.
Este aislamiento social es palpable en situaciones cotidianas. Durante un concierto o una reunión, la prioridad ya no es disfrutar el momento, sino capturarlo de la mejor manera posible para redes.
Este comportamiento, como explica la psicóloga Eva Molero, responde a una necesidad de aprobación externa: “Queremos que el resto vea que lo estamos pasando bien, que pertenecemos”.
La condena de la comparación
Las redes sociales se basan en la comparación constante. Jóvenes ven vidas idealizadas: vacaciones de ensueño, ropa de marcas exclusivas, o estilos de vida inalcanzables.
Esto genera una presión interna por alcanzar esas metas, afectando gravemente la autoestima. “Personas con la autoestima en construcción o más vulnerables se comparan constantemente y siempre pierden”, advierte Molero.
Además, muchos adolescentes olvidan que los influencers tienen equipos de marketing y recursos detrás que los hacen parecer inalcanzables.
El uso masivo de redes ha convertido estos espacios en algo esencial para los jóvenes. Desde el último meme en X hasta el baile del momento en TikTok, estos medios ofrecen una forma de interactuar y explorar su identidad. Sin embargo, también los enfrentan a una paradoja: la búsqueda de pertenencia y aprobación online puede llevar a un aislamiento mayor en la vida real, perpetuando una sensación de insatisfacción que nunca se llena.
-Con información de El País-