La NASA ha firmado un acuerdo histórico con SpaceX por un valor de casi mil millones de dólares para desmantelar de manera controlada la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) hacia el año 2030.
La misión de SpaceX implicará el desarrollo de un vehículo especializado capaz de remolcar la ISS desde su órbita actual hasta una ubicación segura en la atmósfera terrestre, donde se espera que se desintegre de manera segura sobre el océano Pacífico.
Este proceso no solo garantiza la seguridad de la operación, sino que también marca el fin de más de tres décadas de servicio de la ISS como un laboratorio orbital en microgravedad.
El acuerdo, por un total de 843 millones de dólares, llega en un momento crucial para la estación, cuya estructura ha mostrado signos de envejecimiento con la aparición de grietas en sus segmentos rusos.
A pesar de los esfuerzos por prolongar su vida útil, la ISS se enfrenta a desafíos crecientes como la amenaza de colisiones con desechos espaciales y costos de mantenimiento exorbitantes.
Con este paso, la NASA y sus socios internacionales, incluidos la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial Canadiense, la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón y la Corporación Espacial Estatal de Rusia, están preparando el terreno para futuras misiones espaciales más allá de la órbita terrestre baja, como parte del programa Artemis y los ambiciosos planes de exploración hacia Marte.
El contrato con SpaceX no solo garantiza un final controlado para la ISS, sino que también abre nuevas oportunidades para la exploración espacial futura en colaboración con el sector privado.
